Generalmente cuando pinto me dejo sorprender por los pinceles y colores, entonces lo hago para mi, para mis sentimientos e ideales. Pero cuando dibujo para alguien especial, esa pintura cuenta una historia , una narración de sentimientos y anhelos hacia el otro, de buenos deseos para la persona que tendrá esa obra. De duendes que se esconden en los pigmentos y aves ocultas que darán vuelos a sus sueños, de tonalidades que hablan de un futuro protegido por luces y murallas de viento que cuidarán el entorno, de torres de cristal donde la magia encuentra a la tela, puentes de acceso inmediato a sus metas, puentes que cruzamos también en la amistad sostenida y soles detenidos en horizontes de esperanzas. Por eso quisiera siempre pintar para el amigo o amiga que amo o amaré.
Maria Raquel Bonifacino
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